De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, IFK Olme es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.
IFK Olme cohesiona a la perfección la imagen de un logotipo moderno y a la vez tradicional convirtiéndolo en atemporal.
La belleza de este logotipo se basa en la justa importancia de sus vacíos dentro del cuerpo de la forma.