La belleza de este logotipo se basa en la justa importancia de sus vacíos dentro del cuerpo de la forma.
De entre los logos que podrían convertirse en clásicos, I'm a sex machine es de los aspirantes más aventajados por la exactitud de sus formas y peso.
I'm a sex machine basa su éxito en la fuerza de su gama cromática que rompe el espacio convirtiéndose en protagonista.